¿Encendiste tu motor?
Primera, segunda, tercera,
cuarta, quinta, acelerador a fondo,
camino recto, cielo despejado.
En la ruta ni un alma,
ni siquiera la mía.
Poco a poco va atardeciendo
y la visibilidad comienza a complicarse.
pero la sangre no deja de fluir;
de pronto, ya no se ve nada...
¿Frenar? ... imposible,
Disminuir la marcha, ¿Para que?
Si freno o me estrello, ¿qué diferencia?
Estrellándome todo termina,
si freno, perdería el envión,
tendría que empezar de nuevo;
y todavía falta mucho para la meta.
La meta tan buscada, tan añorada,
deseada por todos
aunque nadie la conozca.
¿A dónde llegamos al final de la ruta?
¿Por qué tanto apuro por ir a ninguna parte?
Si lentamente tambien llegamos ahí,
donde todos, si, todos, terminamos.
Acelerando a fondo todo se termina mas rápido:
la nafta, las alegrías, las emociones... la vida.
Yendo con prudencia, todo dura mas:
el odio, la ansiedad, la agonía...
Todo se hace mas lento, interminable,
pero así llego seguro.
Amanece; un cartel me indica camino sinuoso.
El líquido continúa su afluente a full.
Los peligros son los mismos que ayer,
solo que la velocidad del pensamiento se acelera
tanto como el motor,
ya está pasado de revoluciones.
Curva peligrosa, todo se inclina,
dudo, levanto el pié, cuarta,
por primera vez des-acelero.
¿Miedo? ¿Consciencia?
solo lo hago, y antes de darme cuenta porqué,
"Bifurcación" ¿izquierda o derecha?
ya es tarde para la derecha.
vuelvo a quinta,
pero no acelero del todo
la maldita consciencia me lo impide.
Continúo la marcha.
Sol de frente;
antes era la oscuridad,
ahora la luz me impide ver,
ver que el camino se termina,
que ya estoy flotando en el precipicio,
entre cientos de imágenes y palabras,
con una pregunta que se repite una y otra vez...