Tuesday, May 31, 2005

Improntas de fuego

La persecución

Shhhhh!!!!! ¡No digas nada!... Acercate, vení que te cuento... me están siguiendo. Hace rato los descubrí. Están todo el tiempo detrás mío. No sé que quieren. Los puedo sentir pero no consigo liberarme de ellos...
Al principio, cuando me di cuenta que allí estaban, me irrité mucho; intenté huir; corrí, corrí desaforadamente sin ningún destino. Sin embargo ellos sabían donde iba. Hay veces que pienso si no eran ellos los que me llevaban de aquí para allá. En varias oportunidades, cuando creía haberlos perdido y aminoraba la marcha, escuchaba sus pasos acercarse lentamente, casi perezosos diría yo, pero siempre constantes.

En un momento creí hallar la respuesta: decidí enfrentarlos y destruirlos. Los aguardé en un callejón, “¡sin salida!”, - pensé yo -. Por suerte la tenía. En un rincón oscuro de aquel sombrío paraje, esperé que se acercaran. El plan sería infalible: Ellos me buscarían como siempre, solo que esta vez, yo saltaría imprevisiblemente sobre ellos y les daría un duro golpe con alguna botella; o muchas si fueran necesarias. Allí estaba yo con mis botellas. Por fin me desharía de ellos...
No fue como lo planeé, después del quinto botellazo el que cayó fue quien te habla. Decir que un amigo acudió por esa salida oculta, sino me habrían llevado con ellos... ¡Vaya a saber donde!...

Ojo que me pregunté dónde, y como no encontré la respuesta, se me ocurrió perseguirlos. Si, yo a ellos. ¡Ja! ¡Que ocurrencia la mía! Un día ese mismo amigo, el que me sacó los vidrios de las botellas, me encontró girando en círculos. Yo detrás de ellos y ellos detrás de mí. Le costó mucho sacarme del remolino aquel, ya no me daba cuenta de que quería. Imaginate que para poder seguirlos tenía que estar despierto, sino ellos me alcanzarían antes a mi y la vuelta para atraparlos sería mas larga (de frente no me animaba). Por eso fue el tema de las pastillas y esas cosas: no estaba del todo despierto pero no me dormía nunca. Con tantos rodeos, tantos virajes yo ya estaba mareado. No distinguía si era ida o vuelta, si era a la derecha o a la izquierda, si subía o bajaba... Creo que me rescató cuando bajaba. Muy, muy abajo.
Por lo que sé, intentó muchas maneras de hacerme retornar. Tuvo que juntarse con otros amigos así yo dejaba de girar. Es que girando, girando perseguidores y perseguido convivíamos en un terrible desorden y lo mas raro: todos juntos sin saber quien era quien. Aún veo las caras de aquellos amigos formando parte del loco carrusel. Al fin reconocí la cadena que me daba la sortija: ¡un brazo se estiraba hacia mi! Cuando lo distinguí, casi sin pensar y en lugar de esquivarlo o pedir una vuelta mas, me afirmé de él.. Por mas que él quisiera sacarme era yo el que estaba ahí extraviado. Solo de apoco fui juntando las fuerzas para salir.
Ahora las cosas volvieron a la normalidad. Ellos son muchos más y parecen más de los que son, igual ya no les temo. Los dejé atrás. Ya no corro, estoy muy cansado.
Mirá, hasta les llevo ventaja. Justamente la ventaja es saber que, si bien los recuerdos aún me persiguen, no me pueden alcanzar mientras yo no quiera ir para atrás. Vivir es siempre para adelante, al menos que uno no lo decida así. Los recuerdos están, siempre van a estar. No los niego, no los voy negar. Como te dije, solo interfieren cuando quiero volver a lo que pasó, cuando busco refugiarme en ellos , cuando quiero cambiar algo que ya no existe o revivirlos. Como serán las cosas, que el saber que están ahí me ayuda ahora a no pasar mas por donde no quiero. De todos modos... ¡vení! acercate un poquito mas que te digo lo último: Mantené el silencio y andá con sigilo... ¡nunca se sabe que atajos toman para alcanzarte!.

3 Comments:

Blogger Dra. Kleine said...

Improntas que aún persisten en la mente de quien conserva los círculos del vicio...
vení, un poco más y escuchá lo que ellos dicen.....
bien Odin! bien!!

01 June, 2005 11:38  
Blogger Alfredo Mora said...

Hola Odín. Sin duda "Las venas...", es uno de los libros más respetados e interesantes acerca de la hisotira latinoamericana.
Sí lo he repasado un par de ocasiones, pero de la obra a la cual te refieres, jamás he tenido conocimiento.
Un saludo.

01 June, 2005 13:00  
Blogger David Morán said...

Los recuerdos configuran nuestra existencia, vivimos el momentos pero es indudable que son los nuestros recuerdos (En nosotros y en los que dejamos) los que probablemente nos sobrevivan. Sin ellos no somos nada, sin ellos no sabríamos que hemos vivido ni quienes somos ahora.

Saludos, te seguimos leyendo amigo Odín.

02 June, 2005 00:49  

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